Doctorados que están de vuelta

Miguel Casanova (foto) y Martín Tanco fueron compañeros de clase en la generación 81-82 del Colegio (integraron la novena promoción de egresados), pero además tienen en común haber retornado a Montevideo luego de terminar sus doctorados en España. Les ofrecemos una reciente entrevista con ellos.

 

Nombre: Miguel Casanova

Edad: 31

Título de grado: Abogado, Universidad de Montevideo

Fecha de título: 15/12/2004

Doctor en: Derecho por la Universidad de Navarra

Fecha de doctorado: 12/6/2012

 

Nombre: Martín Tanco

Edad: 30

Título de grado: Ingeniero Industrial, Universidad de Montevideo

Fecha de título: 28/03/2005

Doctor en: Ingeniería Industrial por la Universidad de Navarra

Fecha de doctorado: 18/07/2008

 

 

¿Cuántos años estuviste fuera del país estudiando y cómo te resultó el ambiente de estudio en la universidad en la que estuviste?

MT: Estuve casi cuatro años y medio, viviendo en Pamplona (España) con mi mujer, que realizaba el doctorado en el CIMA. Esto me implicó tener que viajar más de 150 kilómetros diarios hasta San Sebastián, donde se ubica la facultad de Ingeniería de la Universidad de Navarra. Tengo muy buenos recuerdos de esa época, dado que el ambiente durante el doctorado era espectacular entre los estudiantes y con los profesores del departamento. Además, el ambiente universitario, fuera del horario laboral, nos permitió conocer muchos nuevos amigos de distintas nacionalidades, bastantes de ellos españoles.

MC: Estuve en España cuatro años y medio. Me fui en enero de 2008 con mi esposa y mi primera hija recién nacida y volví el pasado 10 de julio, con dos hijos más y después de pagar dos veces los pasajes por la quiebra de PLUNA anunciada un par de días antes. El ambiente en Pamplona fue espectacular. Es una ciudad chica pero con buen nivel de vida social y cultural. La Universidad de Navarra es excelente: muy buen ambiente, profesores de gran nivel y gente de todas partes del mundo, desde indios y chinos hasta venezolanos, colombianos y norteamericanos. Además de contar con todas las facilidades para estudiar bien y a fondo, te da la posibilidad de conocer todo tipo de culturas. De eso se aprende casi tanto como de los libros…

¿La exigencia resultó muy fuerte durante esos años, si la comparamos, por ejemplo, con la de la carrera de grado?

MT: Realizar un doctorado en España es una experiencia diferente a la de estudiar una carrera de grado. Los programas de doctorado están estructurados con muy pocos cursos, dedicando la mayoría del tiempo a la investigación. Para terminar un doctorado con éxito, además de las competencias necesarias para una carrera de grado, es vital que te guste lo que hacés para lograr una automotivación. Se necesita perseverancia, gestión del tiempo personal y mucha constancia para avanzar día a día.

MC: Sí, la exigencia es muy alta. Hay que estudiar mucho. Muchas horas de biblioteca. Pero la motivación es distinta. En el doctorado se estudia hasta el final un tema específico, con la ilusión de llegar a ser de los que más sabe de ese tema, para después aportar un grano de arena al conocimiento.

Mientras estabas estudiando, ¿también diste clases en facultad? ¿Tenías algún trabajo o beca para pagarte los estudios?

MT: Mientras estudiábamos, (mi señora y yo) teníamos una beca muy importante otorgada por la Universidad. Nos pagaban los costos de los estudios, más un dinero para costos de vida. Esta beca conllevaba además de las obligaciones de investigación, ayudar unas 60 horas por semestre al departamento.

MC: Al principio trabajé en diferentes lugares, unas pocas horas diarias, para mantenerme. El segundo año obtuve una beca de la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra con la que financiar el resto de mis estudios sin tener que trabajar. Los últimos meses en España trabajé en un estudio de abogados. Más allá de lo económico, me sirvió para conocer la realidad profesional en España y para darme cuenta de que los abogados uruguayos estamos preparados para ejercer, sin ningún problema, en otros países del mundo.

¿Te gustaba la idea de quedarte trabajando en la Universidad de Navarra?

MT: De hecho, me quedé un año y medio después de terminar el doctorado, como profesor investigador. Las razones para volver, fueron la familia, el país (que siempre tira) y el proyecto de la Universidad de Montevideo.

MC: Nuestra idea, desde antes del viaje, era volver a Uruguay una vez terminados los estudios. Estando allá, considerando la calidad de vida y la seguridad de Pamplona, nos llegamos a plantear la idea de quedarnos, pero en todo momento fue firme la idea de volver. Al final, en ningún lugar podés sentirte en casa como en Uruguay.

Ya de vuelta en el país, ¿en dónde estás trabajando?

MT: Estoy trabajando en la UM, como profesor full-time con una fuerte apuesta por la investigación (básica y proyectos con empresas). Además, tengo actividades de gestión, dirijo programas ejecutivos, cursos y una maestría en investigación y tengo varios alumnos asesorados, a los cuales es un placer ayudar.

MC: Estoy trabajando en la UM, por las mañanas, en temas de investigación y docencia, y en Pérez del Castillo y Asociados, por las tardes, como abogado. Creo que es un buen escenario porque el ejercicio simultáneo de estas dos actividades (académica y profesional) hace que cada una sea mejor. Se enriquecen mutuamente.

Mirando para atrás a tu etapa de Monte VI, ¿te imaginabas haciendo un doctorado en el exterior?

MT: De ninguna manera. Cuando terminé la carrera, tampoco me lo imaginaba y eso que me fui cinco meses después.

MC: La verdad es que no me lo imaginaba. Desde el liceo tenía la idea de estudiar un master en España pero nunca había pensado en el doctorado. De hecho cuando nos fuimos a España la idea era hacer solamente un master. Estando allá surgió la idea y la posibilidad del doctorado.

¿Qué recuerdo tenés del Colegio en la parte académica? ¿Algún aspecto que te haga pensar “sin esto no hubiera llegado a un doctorado”?

MT: Mis recuerdos de Monte VI son muy buenos y vigentes. En particular, como explicaba antes, los hábitos de estudio y la perseverancia son algunas de las cosas que comencé a formarme en Monte VI, que fueron vitales para terminar el doctorado.

MC: Del Colegio tengo el mejor recuerdo. Si tuviera que elegir un elemento que me aportó el Monte para terminar el doctorado elegiría el de la disciplina para el estudio. Una parte importante del doctorado es ordenarse para trabajar todos los días ocho horas aunque no se vea el resultado a corto plazo. Como en una “carrera de fondo”, hay que trabajar mucho la disciplina personal (nadie te está controlando si avanzas o no). Y el orden en el Monte, nos lo inculcaron desde muy chicos.

¿Qué le podés transmitir a alumnos y exalumnos del Colegio acerca de lo que te aportó el doctorado? ¿Qué evaluación hacés sobre lo que te dejó?

MT: El doctorado, más que una continuación de estudios, es una formación como investigador. Te cambia la manera de pensar y te ayuda a analizar los asuntos desde una perspectiva más científica. En primer lugar, recomendaría a todos los que se animen, a tener una experiencia de al menos un año en el exterior. Te cambia la manera de ver al país, ayuda a no mirarse al ombligo, permite conocer realidades y culturas distintas, nuevos amigos, otras sociedades. Por último, para aquellos con vocación para la investigación en cualquiera de sus áreas, que consideren el doctorado como una posibilidad real, en la que es posible conseguir becas completas para hacerlo, para lo que quizás lo más importante sea obtener notas (y conocimientos) en una buena carrera universitaria.

MC: Creo que es una experiencia altamente recomendable. Solo el hecho de vivir en el exterior unos años ya es un aporte fundamental. Creo que una de las formas más importantes de aportar algo en Uruguay es poder acceder a cómo se hacen y cómo funcionan las cosas en otros sitios. Con el Derecho también: estudiar la regulación de otros países –el Derecho comparado- es esencial para colaborar en la enseñanza y la mejora de las instituciones jurídicas uruguayas.