Cinco razones para hacer un curso de Orientación Familiar

En este artículo, Ignacio Socías, encargado de Comunicación y Relaciones Internacionales de IFFD y además director general del Think Tank  The Familiy Watch, entrega  a los padres de familia cinco buenas razones para inscribirse en un Curso de Orientación Familiar.

(Artículo tomado de la revista Hacer Familia Chile)

1. Los padres, primeros educadores de sus hijos

La especialización de la vida actual invita a abandonar la titularidad de la educación en terceras personas (profesores, educadores, servicio doméstico…). Los padres son quienes están en mejor condición para educar a sus hijos y los únicos que reciben toda la información acerca de ellos. El Curso de Orientación Familiar ayuda a que descubran esta realidad y les provee de las herramientas necesarias para desarrollar su propio proyecto educativo y familiar. La metodología utilizada (discusión de casos prácticos en el matrimonio, en pequeños grupos y en sesiones generales con todos los participantes) excluye la tentación de imitar un sistema de educación de hijos propuesto o impuesto desde fuera.

2. Profesionalización y anticipación

A través del estudio individual de la nota técnica y de los debates del caso práctico en las tres fases siguientes —matrimonial, sesión de grupo y sesión general— los matrimonios asistentes adquieren hábitos de análisis de la realidad, distinguen los hechos de los prejuicios y juicios de valor y aprenden a afrontar los problemas yendo a la raíz. Los casos les brindan la oportunidad de anticipar situaciones con las que se encontrarán tarde o temprano en su vida familiar.

3. Unión matrimonial

El método del caso, al trabajar sobre una problemática ajena a la propia, asegura la implicación de los dos cónyuges y les permite descubrir la riqueza que aporta el compromiso de ambos. Este equilibrio es fundamental en la familia. Por una parte, para los hijos, cuyos temperamentos sintonizarán más con uno u otro progenitor, y es importante para aquellos que encuentren la huella de ambos padres en el proyecto educativo familiar. Por otra parte, para el mismo matrimonio, que aprenderá a exteriorizar las ideas individuales, a ponerlas en común y a gestionar la diferencia. Educar es enseñar a amar, y reforzar la unión entre los esposos es asegurar también la formación de los hijos.

4. Amistad y objetivación de criterios

El contraste con las opiniones de otros matrimonios durante las fases de debate en pequeño grupo y de sesión general dirigida por un moderador experto ayuda a objetivar los criterios propios e impulsa a revisarlos constantemente. Además, el clima de sintonía emocional que rodea al curso, al que asisten matrimonios con anhelos, metas y preocupaciones similares, pone las bases para una amistad duradera entre los matrimonios asistentes. Se fomenta así un acompañamiento mutuo natural entre las familias que ayuda a fortalecer su perfil propio ante un ambiente general no siempre favorable a la familia.

5. Diversión y sencillez

La metodología del caso y el temario, distribuido por edades de los hijos, que incide en la problemática específica de un período concreto del desarrollo de la personalidad de los hijos o de la evolución del matrimonio, propicia un intercambio sencillo y desenfadado de anécdotas y experiencias. El ambiente en el curso no es el propio de una formación académica, sino el de un encuentro de amigos interesados en mejorar y ayudarse mutuamente con un cariño no exento de profesionalidad.

 

INFORMACIÓN Y CONSULTAS

Actualmente, están teniendo lugar tres cursos de Orientación Familiar en Montevideo (uno de Amor Matrimonial en el Prado, uno de Preadolescentes en Pocitos, y otro de Adolescencia en Carrasco) y otro en la ciudad de Paysandú (de Amor Matrimonial).

Los matrimonios interesados en hacer un curso de Orientación Familiar en Uruguay pueden comunicarse con Gonzalo Barquín ([email protected]) o Mónica Montaner ([email protected]). Ellos los asesorarán para armar un nuevo grupo o integrarse a uno que esté en formación, con vistas a iniciar un  curso.