Así es tu hijo nativo digital

Desde 1980 la neurociencia está abocada a conocer cómo funciona el cerebro de los niños que han crecido en la era digital. Estos son los resultados, según destacados investigadores.

Por María Ester Roblero C., de Hacer Familia Chile

No es un chiste, sino una anécdota tomada de la vida real: un padre le ofrece a su hijo de 8 años pintar el mapa que le han enviado de tarea para la casa, a cambio de que él le haga la presentación en power point que debe llevar el lunes a su trabajo. El papá pinta minuciosamente sin salirse de los bordes, cómo le enseñaron cuando estaba en el colegio, mientras su hijo literalmente se peina con el mouse, el arte de insertar nuevas láminas y pegar imágenes.

Con gran acierto Marc Prensky, escritor norteamericano, acuñó en el año 2001 los términos nativo e inmigrante digital, para explicar las diferencias profundas que existen actualmente entre los niños y los adultos, a partir de la tecnología.

Por nativo digital se entiende a un joven o a un niño que jamás ha vivido en un mundo sin computación, internet y teléfonos celulares. Los inmigrantes digitales, en cambio, forman parte de la generación anterior y que, caricaturizándolos un poco, deben pedir permiso a un dedo para mover al otro sobre las teclas de la computadora.

Un cerebro diferente

Muchos científicos explican que la gran diferencia entre nativos e inmigrantes digitales se encuentra en sus respectivos cerebros. Neurológicamente hablando el cerebro de los nativos digitales es más flexible y adaptable que el de los inmigrantes, porque han crecido rodeados de estímulos. Gary Small, psiquiatra norteamericano y autor del libro “El cerebro digital”, señala que a medida que el cerebro se desarrolla, fortalece las vías neuronales que considera más útiles. Hoy los nativos digitales están haciendo más fuertes aquellas células ubicadas en la parte delantera del cerebro que les permiten lograr más agilidad cognitiva y multitareas, y podando otras células involucradas con la memoria y ubicadas en la zona del hipocampo.

Por lo anterior, y en general, resulta inútil pretender que un hijo nacido después de 1980 desarrolle las destrezas que sirvieron a los griegos para memorizar gran cantidad de información. Lo aconsejable es entender cómo les funciona la cabeza hoy y, a partir de ahí, orientarlo y educarlo.

Así piensa y actúa un nativo digital

• Tiene una habilidad especial para entender “cómo se usa la tecnología”: un niño de pocos años no necesita que nadie le enseñe a desbloquear un celular, usar su pantalla touch o comenzar a grabar su propia voz.

• Entiende en forma intuitiva qué son las redes sociales y sabe usar el mensaje de texto como su lenguaje original.

• Es interactivo, manipula contenidos, busca, encuentra y archiva información de su interés desde muy pequeño.

• Ama la velocidad cuando se trata de buscar información y pierde el interés ante la lentitud. La palabra “encontrar” para él es sinónimo de recompensa inmediata.

• Es multimedia y multitarea. Puede hacer varias cosas al mismo tiempo, como ver televisión y revisar imágenes en un ipad, jugar video juegos en una consola escuchando música de un ipod, estudiar de un cuaderno y a la vez tener abiertas varias aplicaciones en la computadora. Esta capacidad para responder a varios estímulos diferentes al mismo tiempo se denomina “atención parcial continua”. El término fue acuñado en 1997 por Linda Stone, escritora, consultora y asesora del Pew Internet and American Life Project.

• Prefiere el universo gráfico al textual; aprender en una pantalla, que en una pizarra o una hoja de papel. Por esta razón todos los periódicos del mundo han debido adquirir experiencia en “infografías” ya que los nuevos lectores, menores de 30 años, leen “imágenes”.

• Elige acceso aleatorio a la información, buscando fuentes que le aseguren distintos modos de entrar a buscar, en vez de informarse en la forma lineal propia de las generaciones de la era analógica. “La atención parcial continua no es un defecto, sino más bien un enfoque multifocal de los universos que explora”, escribe David Pescovitz, director de investigación del Instituto para el Futuro y coautor del libro “Reality Check” junto a Brad Wieners.

• El nativo digital es un alumno tecno competente. Aprende más y mejor cuando encuentra él mismo las respuestas.

• Vive en tiempo real, quiere y pueden acceder personas y datos en cualquier parte del planeta. Para él no es extraño leer; lo extraño es privarse de presenciar una video conferencia del autor del libro que está leyendo.

• Vive en conectividad permanente, sobre todo con sus pares. A la vez, a diferencia de sus antepasados que decían “el mundo está cambiando”, ellos viven en el cambio y su contexto es precisamente ese.

• Por crecer en una época donde el contacto “virtual”, puede suplantar al cara a cara, corre el riesgo de tardar más tiempo en distinguir los estados emocionales de otras personas. Pero sabe usar como nadie los “emoticones” para comunicar enojo, pena, sorpresa, vergüenza, duda, etc…, lo que confirma su inquietud por conocer a los demás.

El desafío que viene: la sabiduría digital

Marc Prensky, el mismo autor que en el año 2001 bautizó con tanto éxito a los nativos y a los inmigrantes digitales, señala que “si bien muchos han encontrado útiles estos términos, hoy transitando el siglo XXI, en que todos han crecido en la era de la tecnología digital, esa distinción es cada vez menos relevante… Sugiero que pensemos en términos de sabiduría digital”. Y agrega: “Sabiduría para desarrollar nuestra capacidad cognitiva y también sabiduría en el uso prudente de la tecnología para realzar nuestras capacidades”.

En uno de sus trabajos recientes, Prensky entrega varias definiciones de sabiduría: saber qué es importante; discernir lo derecho y lo sano; saber qué hay que hacer. Y entrega a profesores y padres unas breves recomendaciones para estimular la sabiduría:

• Educar a los hijos para que sepan definir, comparar, discutir y evaluar.

• Orientarlos para que sepan percibir a los demás y ponerse en el lugar de otros.

• Narrarles experiencias del pasado familiar o colectivo, donde personas debieron discernir y elegir entre una y otra alternativa.

• Narrarles historias como la del rey Salomón y las dos mujeres que se peleaban por un niño, pues la respuesta del rey sigue siendo un ejemplo de sabiduría.

“La tecnología por sí misma no sustituye la intuición, el buen juicio, la moral, la capacidad para resolver problemas”, concluye.  “Y por esta razón, la labor de padres y educadores no es luchar contra el modo de aproximarse al conocimiento y a las relaciones sociales de su nativo digital, sino estimularlo a que se convierta en un hombre sabio”.