Los hidropónicos de 4º de primaria

Luego de visitar la granja Verde Agua, en Melilla, los alumnos de 4º año quedaron deslumbrados con la hidroponia. Cada chico se llevó un cultivo personal para su casa y en tres semanas habrá una muestra en el Colegio. ¡Ahí se verá quiénes tienen ‘pasta’ de granjeros!

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Por ejemplo, Fede Iríbar se llevó un berro para su casa: “me tengo fe para que sobreviva”, dice muy seguro de sí mismo. La lechuga y la espinaca le gustan “más o menos” y al berro le va a dar una oportunidad: “lo voy a probar”, asegura.

Tomás González también eligió un berro y está motivado con el trabajo de cuidar la planta: “todos los días levanto el cultivo y bato el agua. Se ve que va creciendo: la tengo en la cocina y le cambio el agua cada tres días”, explica.

En los cultivos hidropónicos no se usa el sustrato tierra sino líquidos nutritivos.

“Lo que me gustó de la visita fue ver cómo plantan”, comenta Manuel Arhancet. “Sacan los minerales de la tierra y le dan a los cultivos lo que necesitan”. Y agrega con gran soltura: “la hidroponía permite plantar cuatro veces más que de la forma tradicional en el mismo espacio; ahorran un 90% de agua y las plantas crecen el doble que de la otra forma”.

El maestro Gabriel González planteó una muestra de las plantas que cada alumno recibió en la granja. Será dentro de tres semanas y la idea es fomentar que los chicos –ayudados en casa por sus familias- sigan el crecimiento de los cultivos y los cuiden.

“Va a ser una competencia sana; si se va a discutir, prefiero no participar”, aclaró Manuel, quien cumplió 10 años el día de la visita a la granja Verde Agua. Sus compañeros le cantaron el feliz cumpleaños en la granja, a la hora de la merienda: hubo pan casero con queso para untar y un buen jugo.

La visita a la granja Verde Agua fue una salida didáctica muy aprovechable. El lugar conformó a los docentes y entusiasmó a los alumnos: “Me gustó mucho el entorno de la granja”, remató Manuel.