Santiago Gatica y sus primeros nueve meses en China

Santiago Gatica -exalumno, 25 años, abogado de profesión- se fue a China en octubre de 2012 y está viviendo una experiencia de trabajo y cultural fantástica en ese país. Desde Beijing, nos cuenta qué es de su vida

Santiago en la Plaza Tiananmen, en Beijing

Esta semana cumplí 9 meses de vida en Beijing, la capital de China. Los primeros 8 meses trabajé en un estudio jurídico local, donde compartí el trabajo diario con colegas chinos y aprendí mucho sobre el derecho de este país y el régimen de inversión extranjera en China. Ahora, hace dos semanas empecé a trabajar en el estudio jurídico internacional de origen español Uría Menéndez, una firma de primer nivel donde me recibieron de manera espectacular y tengo la posibilidad de trabajar en la otra cara de la moneda, es decir, con empresas chinas invirtiendo en el extranjero.

Aparte del trabajo, estudio mandarín cuatro veces a la semana y me ha resultado apasionante empezar a conocer la forma de vida, cultura e historia de este país del que tan poco se sabe en Uruguay pero que está jugando un papel cada vez más importante a nivel internacional. Aprovecho también para viajar siempre que puedo. Dentro de China he tenido la posibilidad de estar en lugares increíblemente diferentes, desde los más claros ejemplos del desarrollo como Shanghai y Hong Kong hasta pequeños pueblos tradicionales como Pingyao que con sus templos, murallas y casas tradicionales representan el punto más alto de una civilización que tiene más de 2500 años.

En la Gran Muralla china

Además, he tenido la posibilidad de viajar por el sudeste y el noreste asiáticos. Con tres amigos del Colegio (Andrés Inthamoussu, Juan Maruri y Santiago Tosar), que me vinieron a visitar, estuvimos por Vietnam y Tailandia, mientras que tanto por trabajo como por placer viajé a Corea del Sur y a Japón. Cada viaje fue espectacular y representó la posibilidad de conocer gente de todas partes del mundo y nuevas culturas. Antes de volver a Uruguay tengo intención de pasar por Laos, Camboya e India.

Obviamente que, a pesar de todo lo maravilloso de esta experiencia, vivir en China plantea desafíos importantes, empezando por la barrera idiomática que durante los primeros meses fue difícil de asumir. El chino promedio no habla inglés y a veces las comunicaciones se hicieron difíciles. Incluso en el estudio chino en el que trabajé, la quinta parte de los abogados (principalmente los mayores) no hablaban inglés. El estilo de vida también es muy diferente, desde aspectos típicos como la comida (comer todos los días con palitos, los picantes, etc.) hasta detalles como los modales de los chinos, los colchones en los que duermen, etc. Por último, si bien los avances políticos y económicos en China han sido notables, el régimen de gobierno es muy diferente al que estamos acostumbrados en occidente.

Gracias a Dios viene siendo una experiencia personal y profesional única en la vida que me quedará grabada para siempre. Espero a la vuelta poder ayudar a profundizar los vínculos que unen a nuestro país con esta potencia que crece año tras año, para achicar un poco las distancias que nos separan.

Un abrazo grande para todos,
Santi